
Penélope
La humanidad siempre ha sentido un cierto nivel de fascinación por la interpretación de los sueños. Desde antiguo, y con eso nos referimos a tiempos bíblicos, se ha reconocido que tienen valor para transmitir información no sólo del inconsciente, si no cómo vehículo del Más Allá, para que este se comunique con nosotros. A veces, incluso, se les ha atribuido valor predictivo.
No me voy a adentrar en este fascinante tema, al que Freud le dedicó una de sus obras más conocidas. Hoy sólo quiero compartir uno de mis sueños, uno de esos que por impactantes, sigo recordando con gran detalle.
"He vuelto ha soñar con ella. Penélope aparece rodeada por un circulo de hombres que la observan descaradamente. Ella, muy a lo suyo, concentrada en un paño que sostiene entre las manos, mientras aguarda tejiendo la llegada de Ulises.
Penélope, teje de día y desteje de noche, mientras escudriña el horizonte esperando ver en cualquier momento la nave en la que volverá su amado.
Ha pasado mucho tiempo desde qué partió a la terrible Guerra de Troya, siendo poco más que un adolescente. Eran tan jóvenes, apenas se conocían, apenas se conocen, ya habrá tiempo para ello.
Y ella teje y desteje el sudario del rey viejo con hilos de oro, mientras los pretendientes le demandan matrimonio y las bien intencionadas amistades le dicen que está perdiendo su tiempo, qué Ulises está muerto.
Pero la reina sabe en un lugar íntimo y recóndito de su corazón que Ulises sigue vivo. Y la reina sabe esperar confiando en lo que sabe...y así continuará...confiando, esperando, tejiendo y destejiendo, mientras su palacio se llena de intrigas y rumores.
Ella sabe que Ulises vendrá y Ulises llega justo a tiempo."
Penélope representa la fidelidad conyugal. Penélope es dulce y fuerte a la vez, cómo cualquiera de nosotras. Penélope es madre, esposa y guerrera. Penélope es soberana y reina sobre su propia vida. Penélope es generosa con su tiempo más allá de lo razonable...
En la claridad de la noche, tejiendo sueños entre el mito y la realidad, me he dado cuenta, no sé muy bien cómo, que Penélope soy yo. El sudario que tejo es el del rey muerto, mi ex marido, con el que nunca volveré, y la nave que espero ver aparecer en el horizonte es la que trae al nuevo amor tanto tiempo esperado, por tanto tiempo deseado.
Penélope, más allá del mito, me dice que ya está cerca el momento, que siga confiando, que justo cuando se acerca el final de la espera, el círculo de lobos se estrecha. Pero yo no soy una pobre ovejita indefensa, yo soy la lúcida Reina.