En qué consiste una consulta de Terapia del Alma
La Sanación Metafísica tiene su propio paradigma que responde a sus propias leyes. No entra en contradicción con el paradigma científico, siendo en realidad ambos complementarios, ya que detrás de toda verdad científica hay una verdad metafísica que la sostiene.
Cómo principios básicos podemos remitirnos a los principios del Hermetismo en el que su axioma principal es que Todo es Mente. Nos encontramos en un Universo mental, espiritual, siendo esta sustancia mental, espiritual, la que sostiene al Universo.
Sabiendo que todo lo que conforma el Universo es Conciencia, Espíritu, podemos inferir que no existe nada más que esa Conciencia Infinita, y que si todo lo ocupa la Conciencia, no pude haber Conciencia y otra cosa.
A la vez sabemos que esta Conciencia es Amor, por lo que a su vez es el origen de todo bien, y siendo Amor, no puede generar nada diferente a él. Al igual que de la semilla de un roble sólo puede brotar un roble, del amor sólo puede nacer el bien.
Mantener esta Verdad, este Principio Divino en nuestra conciencia, en nuestra mente, y anclarnos a él, actúa eliminando cualquier error de percepción que nos sugiera que existe otro poder diferente que no sea este Amor Divino, este Principio y su manifestación. Esta toma de conciencia respecto a nosotros mismos y a todos nos sana y nos devuelve nuestro estado de Armonía Original.
Este trabajo se hace durante una meditación guiada por un Terapeuta del Alma, que nos acompaña en nuestro proceso, no sólo en el momento de la consulta, si no durante toda la semana meditando por nosotros y manteniendo su enfoque en la Verdad Espiritual por nosotros.
La formación cómo terapeuta de este sistema se realiza a través de seminarios mensuales que se convierten en una formación continua que mantiene al terapeuta en constante estudio y conexión. Además de la práctica diaria meditativa personal y la constante confrontación de la ilusión que nos presentan los sentidos en la vida cotidiana, con la Verdad del Ser.
Este trabajo es un servicio y una consagración que pide a sus practicantes entrega y disciplina, que pide a sus terapeutas que pongan sus manos al servicio para que el Principio Divino obre a través de ellas.