En el Ser no hay pérdida
La semana pasada una clienta tuvo que anular la cita porque le habían robado el móvil y tenía que solucionarlo de forma prioritaria. Cuando pudimos hablar me contó como había ido aconteciendo todo, siendo esta una historia que merece un análisis.
A ella le robaron el teléfono mientras hacía la compra en un centro comercial de su barrio. En cuanto se dio cuenta fue a la comisaria a poner la denuncia y posteriormente dio parte al seguro. Ella tenía un gran disgusto por todo lo que había guardado en el teléfono y que no iba a poder recuperar: fotos, contactos, conversaciones de WhatsApp...
Acudió a su tienda de telefonía de referencia y se encontró con una persona que la atendió de forma muy inadecuada, con mala cara y mala educación. Pero a pesar del disgusto que ella tenia no entró en esa dinámica y empezó a tomar conciencia de que la otra persona también era el Ser, también era Dios. Con esta toma de conciencia ella pudo mantenerse centrada sin alterarse mientras la otra persona cada vez se iba poniendo más impertinente. Pero ella pudo sostener su vibración alta y no reaccionar al espejismo que sus sentidos le mostraban.
Ese día salió de la tienda sin hacer ninguna compra y esperando poder solucionar el asunto por teléfono. Así que llamó a la compañía, no sin antes recordar que en Ser no hay perdida. La persona que la atendió le hizo una oferta muy atractiva, muy al contrario de lo que le había sucedido con la anterior. Se estaba ahorrando un porcentaje bastante alto con respecto a su tarifa habitual. Para cerrar la operación la teleoperadora que la atendía le envió una clave a su número, pero como ella no tenía teléfono aún, todo lo que habían hecho se perdió. Cuando ella volvió a llamar para que repitiesen el proceso y poder cerrar la operación, no encontró a la comercial que le había hecho la oferta y ni siquiera había registro alguno de la oferta que le habían realizado. Ante lo cuál, en lugar de perder los nervios mi clienta mantuvo su centro y la calma volviendo a recordar que en el Ser no hay perdida. Así fue atendida por una nueva señorita que está vez le mejoró aún más la oferta inicial dejándosela al 50% de la anterior y con una duración del doble de tiempo. Todo esto para asombro de mi clienta.
Cuando terminó su relato juntas pudimos reconocer la perfección de todo el proceso y el gran aprendizaje que le había ofrecido la experiencia tal y como se había desarrollado. Porque finalmente:
- Únicamente perdió las fotos, recuperó todos los contactos y conversaciones a pesar de no tenerlos guardados en la nube.
- El dinero que le dio el seguro fue casi lo mismo que le costó el nuevo teléfono que se compró.
- A pesar de que la primera persona que la atendió fue desagradable, el resto de las personas se comportaron de forma impecable con ella, mostrándose amables y colaboradoras.
- Consiguió una oferta muy buena respecto a la tarifa anterior.
Y todo ello porque:
- Sostuvo la visión de que a quien tenía enfrente en todo momento era el Ser y solo el Ser.
- Recordó a cada momento durante todo el proceso que en el Ser no hay perdida.
- Se activó por si misma una Ley Universal que se cumple siempre: la vida siempre compensa, la vida es equilibrio perfecto, lo que por un lado te quita por otro te lo da.
PD/ A los pocos días me enteré que de forma absolutamente inexplicable también pudo recuperar todas las fotos. No cabe duda que esto se debió al proceso que hizo primero de aceptación de la perdida. Porque ya sabemos que en el Ser no hay perdida y nada que sea nuestro por derecho de conciencia se puede perder. Maravilloso como el Ser Real de esta persona manifestó la Vedad Espiritual en esta situación.